NO LO DIGO POR USTED LO DIGO POR EL SEÑOR (1)
EPIGRAMA
Que lluevan palos de ciego
y de zurdos, no te espantes.
¿Sabes por qué es, Fabio? Porque
les amargan las verdades.
LETRILLA
Que hay tal cual murmurador
(o llámese Juan Copete), (2)
que en tono criticador
en cualquier cosa se mete,
rajando (3) la obra y su autor,
malo es, ya se ve,
y no digo yo
esto por usted,
es por el señor.
Que el baile sea indiferente
dispútenlo los autores;
mas que la niña se siente
en medio de los señores,
y la ocasión les presente,
malo es, ya se ve,
mi musa lo llora,
pues no por usted,
es por la señora.
Que aquél vaya al Coliseo
tan sólo por divertirse,
bueno será; pero veo
que van otros por instruirse
en el libertino empleo.
Malo es, ya se ve,
y no digo yo
esto por usted,
es por el señor.
Que vaya la señorita
sólo por ver la tragedia
no es lo peor; mas que Juanita
a su madre en la comedia
aprenda a hacer la mulita,
malo es, ya se ve,
mi musa lo llora,
pues no por usted,
es por la señora.
Que aquéllos estén en misa
en pie y con tal desacato;
que entre charlas y de prisa
se hagan tal cual garabato,
que más que ejemplo da risa,
malo es, ya se ve,
y no digo yo
esto por usted,
es por el señor.
Que la otra niña también
esté en misa hecha un perico,
mirando a cuantos la ven,
jugando con su abanico
y descubriéndose bien,
malo es, ya se ve,
mi musa lo llora,
pues no por usted,
es por la señora.
Que aquel otro caballero
se vista bien, adelante;
mas que Pedro el zapatero
derrepente se nos plante
de espada, bota y sombrero,
malo es, ya se ve,
y no digo yo
esto por usted,
es por el señor.
Que ni lumbre en la cocina
quede para las tajadas,
y que doña Escotofina, (4)
al modo de las planchadas, (5)
ande de una en otra esquina,
malo es, ya se ve,
ni musa lo llora,
pues no por usted,
es por la señora.
Que se esté don Mariquita
dos horas al tocador
aseándose la carita,
echándose agua de olor
y ensayándose a damita,
malo es, ya se ve,
y no digo yo
esto por usted,
es por el señor.
Que la vieja cucaracha,
con más años que cabellos,
quiera parecer sin tacha,
que la digan: ojos bellos,
y la enamoren muchacha,
malo es, ya se ve,
mi musa lo llora,
pues no por usted,
es por la señora.
Que haya sin letras letrados,
médicos sin medicinas,
capitanes sin soldados,
mil doctores sin propinas
y señores sin estados,
malo es, ya se ve,
y no digo yo
esto por usted,
es por el señor.
Diferentes letrillas,
verdades duras;
tanto más bien vestidas
cuan más desnudas.
Con todos habla
la verdad, mas persona
jamás señala.
Que quiera la otra casada
que el marido sea prudente;
que la vista muy decente;
que la tenga regalada;
que lo menos una criada
la pague (mil veces vi);
que ella vaya aquí o allí
con su amiga o su querido,
y no sea dueño el marido
de decirle: ¿Voy por ti?
Eso sí.
¿Pero que ella en el pedir
al pobre no martirice?
¿que lo que hay economice,
y se reduzca a vivir
con lo que él pudo adquirir
y a su casa le llevó;
que advierta le prometió
al contraer el sacramento
fidelidad, rendimiento,
como el Señor lo mandó?
Eso no.
¿Que aquél quiera que su esposa
tenga dote, si es posible;
que sea bonita, apacible,
bien nacida, muy juiciosa;
que lo lave, que lo cosa,
sin darle un maravedí;
que de cualquier baladí
celos la pida imprudente,
y que él ande francamente
con cuantas topa por ahí?
Eso sí.
¿Mas que este señor casado
trabaje por mantener
a ésta su pobre mujer,
a quien, tal vez, ha engañado?
¿que le sea a ella fiel y honrado,
porque el día que se casó
así se lo prometió?
¿que solamente a ella quiera?
¿que advierta es su compañera
y no esclava que compró?
Eso no.
¿Que este mundo majadero
siempre aprecie el oropel,
y que no se estime en él
sino al que tiene dinero?
¿Que uno y otro lisonjero,
si advierte que abunda en mí
de aquello del Potosí, (a)
dirá soy noble y cristiano,
aunque yo sea un luterano
y un negro carabalí?
Eso sí.
¿Que si no tengo dinero
espere que otro me ayude,
ni aun siquiera me salude,
ni que se toque el sombrero?
¿Que aquel otro caballero
(aunque sepan que nació
con lustre y que se adquirió
de docto el título) piense
que alguno no se avergüence
de hablarle, si empobreció?
Eso no.
¿Que aquellas que hijos no tienen,
acaso por su impotencia
o porque la Providencia
sabe que no les convienen,
su necio deseo no enfrenen
ni crean les importe así
para su bien; pero ni
se cansen de andar novenas,
triduos, quindenas, (6) trecenas,
hoy aquí, mañana allí?
Eso sí.
¿Mas que aquellas que han logrado
el fruto de la bendición
pongan toda su afición,
su diligencia y cuidado
en que el niño esté educado
en la ley que profesó?
¿Que al instante que nació,
o antes, si puede ser antes,
sepa amar sus semejantes,
después del Dios que lo crio?
Eso no.
José Joaquín Fernández de Lizardi
Notas del autor:
(a) Todos saben que el Potosí es una pequeña villa que tiene el nombre de la famosa rica mina que hay en ella, cuya riqueza en oro (sic) es (o fue) tanta, que se dijo que entre las grandezas del rey de España era una tener una cruz, cuya peana era de un precio inmenso, porque arriba del cerro de la mina hay una cruz.
Notas del editor UNAM-IIF:
(1) Impreso en la oficina de doña María Fernández de Jáuregui. 8 pp. en 8° S. I. ni f. de i. (NM, p. 107). Sin duda el poema fue escrito en noviembre o diciembre de 1811 por la alusión que hay en el epigrama a "Palo de ciego", título del artículo con que J. M. Lacunza inicia sus ataques a Fernández de Lizardi (cf. D. de M., t. XV, núm. 2220, 31 de octubre de 1811, pp. 494-496), y por la mención que hace el mismo Lacunza el 20 de diciembre siguiente (ibid., núm. 2270, p. 695): «Yo no trato de atemorizar a vuestra merced en mi último papel; sólo sí, de que se explicara más directamente, de lo que hizo en su infame epigrama de su papel No lo digo por usted, etcétera». En RE (pp. 35-42) fue suprimido el epigrama.
(2) Juan Copete. Uno más de los innumerables Juanes proverbiales. Sin duda, Fernández de Lizardi lo imaginó para rimar con «en cualquier cosa se mete».
(3) rajar. Desacreditar, hablar de alguno, especialmente en son de reto. Santamaría, Dic. mej.
(4) doña Escotofina. La extravagancia del nombre mueve a suponer que Fernández de Lizardi conocía el libro de fray Joaquín Bolaños intitulado La portentosa vida de la muerte (México, herederos de Jáuregui, 1792); 2ª ed.: Biblioteca del Estudiante Universitario, vol. 45 (México, Imprenta Universitaria, 1943), p. 160. Se habla allí de un matasanos, «hijo legítimo de don Serapión Garzés Pimentel de la Mata y de doña Escotofina Zaragoza». Quizás Bolaños puso ese inesperado nombre a la buena mujer con intención irónica: es voz griega que significa oscuridad, tinieblas.
(5) las planchadas. 2ª acepción usada en Centroamérica: currutaco, emperejilado, peripuesto. Santamaría, Dic. Americanismos.
(6) quindenas. Debe tomarse en el sentido latino: quindeni, ae, a. Probablemente, una devoción que se hacía durante quince días.