LOS CHASCOS DEL DÍA 28 DE DICIEMBRE (1)
Pidióme prestada
Anarda mi linda
para no sé qué
una fuentecilla,
yo se la mandé
por cortesanía;
pero viendo pasan
semanas y días
sin que me la vuelva
hube de pedirla:
al oír mi demanda
con una gran risa
díjome: ¿no sabes
que la fuente es mía?
¿Cómo mía, la dije
si en la platería
yo pagué el dinero
por esa alhajita?
Si no la prestaras
el veinte y ocho día
de Diciembre, tuya
la fuente sería.
Yo me incomodaba,
y ella más reía:
pensé que era chanza;
pero no volvía
a casa la fuente,
hasta que una tía
me dijo, la diera
cierta regalía
como de rescate,
yo creí, que sería
burleta, y la dije:
¿pues está cautiva?
ella me responde,
haga lo que diga,
porque es la costumbre,
¿que qué se diría
si yo me excusaba?
lo haré; mas ¿por qué?
siempre repetía.
Porque es tonto, y bobo
quien presta ese día.
En fin rescaté
la fuente con ira,
porque era cruel mora
la mi coquetilla.
Si es esta costumbre
por chanza, es bien fría:
si es por estafar,
es vil socaliña:
si es bobo el que presta,
loca es la que envía
a pedir prestado
por chocarrería:
y es mejor sin chascos
un socorro pidan,
que no para estafas
valerse del día.
José Joaquín Fernández de Lizardi
Notas del editor UNAM-IIF:
(1) Texto localizado y publicado por Nancy Vogeley. Copia impresa en Austin. Día de los inocentes se juegan bromas pesadas.