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DÉCIMA A SAN FELIPE DE JESÚS (1)

Gran Felipe, ya que el cielo
(que no hace cosas en vano)
quiso seas americano,
fue por gloria de este suelo.
Tus paisanos con anhelo
te rinden culto homenaje,
como a divo personaje
suplicamos tu piedad;
úsala por caridad
y también por paisanaje. (1)

autógrafo de José Joaquín Fernández de Lizardi

José Joaquín Fernández de Lizardi


Notas del editor UNAM-IIF:

(1) Se había considerado que esta décima y la siguiente pertenecían al Pronóstico curioso para el año bisexto del Señor de 1816, sin embargo no es así. Paul Radin la transcribió. Cf. An Annotated Bibliography of the Poems and Pamphlets of Fernández de Lizardi: The First and Second Period (1808-1823), San Francisco, San Francisco State Library, Sutro Branch, 1940, pp. 46-47.

(2) «Se le venera en el México católico, como el protomártir mexicano de la ciudad de México. Nació en la casa número 12 de la calle de Tiburcio [que corresponde actualmente a la segunda cuadra de Uruguay, contando de poniente a oriente], el día 1 de Mayo de 1575; sus padres se llamaron Alonso Canales y Antonia Martínez [algunos biógrafos identifican al santo como a Felipe Canales Martínez; en el testamento de su madre, ésta dice haberse casado con Alonso de las Casas]. Comenzó a estudiar latinidad en el Colegio de San Pedro y San Pablo, que no concluyó ahí por haberse determinado abrazar el estado religioso, como lo verificó tomando el hábito franciscano en el convento de Santa Bárbara de Puebla. A poco tiempo dejó el hábito y volvió al mundo. Sus padres, para castigar su veleidad, lo pusieron, según la tradición, primero de aprendiz de platero, y después lo despacharon a Filipinas con los medios necesarios para que siguiera la carrera de comercio. En Manila volvió a tomar el hábito franciscano en el convento de Santa María de los Ángeles. Con el fin de volver a México, se embarcó en Cavite el 21 de julio de 1596 en el navío San Felipe, pero un fuerte temporal obligó a la tripulación a buscar auxilios en las costas del Japón. El gobernador del puerto aseguró la carga del buque y dijo que éste no podía hacerse a la vela sin licencia del emperador. Fue comisionado, para ver al emperador, Felipe con otros religiosos; los comisionados volvieron sin haber conseguido su objeto. Presentáronse entonces otros asuntos de la Orden y se encargó a Felipe para informar de ellos al padre comisario general, que residía en Macao. Cumplió Felipe con su cometido y estando para regresar a México, el 19 de noviembre fue cercado el convento y aprehendidos, el padre comisario, Felipe, tres frailes más y doce japoneses cristianos. El 30 de noviembre fueron conducidos a la cárcel donde les cortaron la oreja izquierda y de allí a Nagasaki, donde fueron crucificados el 5 de febrero de 1597. Treinta años después Urbano VIII beatificó a Felipe Canales [...]. Su beatificación se celebró en México con grandes fiestas a la que es fama que concurrió la madre del santo». Leduc, Lara y Pardo y Roumagnac, op. cit., p. 323.


UNAM Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Filológicas
El Pensador Mexicano - Poesía de José Joaquín Fernández de Lizardi


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