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EL GRITO DE LIBERTAD EN EL PUEBLO DE DOLORES (1)

Explicación

La América atada a España por la cadena de la dependencia no podía salir de su triste apatía. Hidalgo (2) fue el héroe destinado por el cielo para romper esta cadena: rompióla en efecto; pero aún la América mantenía un pedazo en el tiempo de la insurrección. Iturbide, (3) con los demás ilustres defensores de la libertad, consumó esta grande obra el año de [1]821. Por eso la América corona a Hidalgo, y a los demás héroes les ofrece los laureles de la gloria y las palmas del triunfo, en medio de la paz y la abundancia.

1

A las columnas de Hércules atada
infelice la América yacía,
de una larga cadena aprisionada;
y por mucho que el mar la dividía,
de España no se veía separada.
El peso de su mal sólo sentía.
Y en tan cruel situación y triste suerte
no había más esperanza que la muerte.

2

Manirrota dotó Naturaleza
a este feraz y hermoso Continente
de virtud, de talento y de riqueza;
más ella con poder era impotente;
los vicios la abatían y la pobreza,
y sus luces brillaban casualmente,
siendo de Europa con desprecio vista,
merced a Hernán Cortés y su conquista. (4)

3

Ni una vislumbre, ni una sombra había
de que la infeliz patria sacudiera
tan cruel esclavitud, tanta apatía
en que el gobierno hispano la sumiera.
Ella su libertad apetecía,
pero ¿quién tal empresa acometiera?
Faltaba un brazo fuerte, ¡triste pena!,
que osara reventar esa cadena.

4

En su mayor conflicto el justo cielo
se apiadó de su triste desventura:
cifró su libertad y su consuelo
en el brazo decrépito de un cura,
que inspirado de un patrio y santo celo
la libertad de América procura.
Tributemos a este héroe justos loores,
al gran Hidalgo, cura de Dolores.

5

Dotado de un valor extraordinario,
en una edad decrépita y cansada,
del templo sale y deja el incensario
por la brillante y victoriosa espada.
Ya su plan descubierto había un contrario
a nuestra libertad, ¡acción malvada!,
Hidalgo al ver frustada ya su empresa,
lejos de intimidarse, le da priesa.

6

«Señores —dice a Allende (5) y sus amigos—,
un traidor nuestro plan ha descubierto.
Vosotros sois de mis deseos testigos.
Todo se había dispuesto con acierto
para librar la patria de enemigos.
Vamos a naufragar frente del puerto,
y en tan crítico lance, si se advierte,
antes que esclavitud, venga la muerte».

7

Dijo y al punto libertad proclama,
solo, sin armas, tropas ni dinero,
con Allende, Abasolo, (6) el buen Aldama, (7)
y otros, dotados de un amor sincero
a la inocente patria que tanto ama.
Levanta el brazo, vibra el fuerte acero,
a cuyo impulso caen sin resistencia
las cadenas de dura dependencia.

8

Ya por do quiera libertad resuena
en este vasto, hermoso Continente.
Sacude el león hispano (8) la melena,
se encrespa, se enfurece bravamente.
El eco santo su cabeza atruena,
y en que pierda (9) la presa ya consiente.
Entonces agitado del abismo,
a su favor invoca el fanatismo.

9

Fiel corresponde el éxito a su intento,
en un pueblo devoto e ignorante.
El Santo Oficio, (10) tribunal sangriento,
con su arma de papel, en un instante,
siembra la división. ¡Fatal momento!
El patriotismo se halla vacilante,
y a hombres que no temían a los cañones,
los acobardan las excomuniones. (11)

10

Hidalgo y sus ilustres compañeros
no por eso la empresa abandonaron.
Mil victorias ganaron sus aceros,
y de laureles se coronaron
en el campo, venciendo a los guerreros,
que todos sus recursos apuraron;
pero, por fin, su fuerza ya destruida,
ésta dejaron por inmortal vida.

11

No por eso la patria desfallece.
Su amor se aumenta en los valientes pechos
de los americanos: siempre crece
el deseo de rehacerse en sus derechos.
La libertad con sangre más florece,
de esto están los patriotas satisfechos,
y más al ver cómo los santos cielos
les dan por un Hidalgo un gran Morelos. (12)

12

A pesar de las huestes enemigas,
que con armas vencían y con cañones,
a pesar de traiciones y de intrigas,
de pastorales y de excomuniones,
de derrotas, trabajos y fatigas,
patíbulos, tormentos y prisiones,
el fuego patrio en riesgos tan extraños,
no se pudo extinguir después de once años. (13)

13

Dios, cuya voluntad jamás impide
del hombre miserable el torpe intento,
se valió de la espada de Iturbide,
el que llevó la empresa al cumplimiento.
Y el que antes la opinión feroz divide
es de la libertad el instrumento.
Él reunió la opinión, y sagazmente
hizo a su patria libre, independiente. (a)

14

Agréganse a las filas trigarantes (14)
los jefes más ilustres y valientes,
abjuran el error que creían antes
de ver cual crimen ser independientes,
y unidos todos, finos y constantes,
se mezclan con los viejos insurgentes,
y, logrando de América blasones,
acaban de quitarla (15) las prisiones.

15

Con razón, pues, la patria agradecida
corona a Hidalgo y a los héroes fieles
que en el año de diez dieron la vida
por desatarla sus cadenas crueles;
y con razón le brinda y les convida
con palmas de victoria y laureles
al ejército patrio, que valiente
logró acabar de hacerla independiente.

16

Pues si todos a un fin han concurrido,
unos más tarde y otros más temprano,
si la América a todos ha debido
la libertad del yugo iberitano,
no hay motivo de celo ni lo ha habido,
pues cualquiera es patriota americano,
y la nación sensible, agradecida,
a todos vivirá reconocida.

17

Con razón hoy el liberal gobierno
el gritosolemniza de Dolores. (16)
¡Oh, quién pudiera un monumento eterno
erigirles a quier (17) libertadores,
que supieron lanzar hasta el averno
la esclavitud (18) con todos sus horrores!
Pero tal monumento en cada pecho
de un buen americano está bien hecho.

18

Viva la libertad, sí, mexicanos.
Ya libres somos hoy de los Borbones;
mas no muy libres somos de tiranos
que malquistan las sanas intenciones
tal vez de los gobiernos más humanos;
ni menos somos libres de pasiones
que a sufrir nos obligan mil perjuicios.
Pues que no hay libertad do sobran vicios.

19

En los legisladores y en nosotros,
en el gobierno y ciudadano honrado
consiste ser felices unos y otros;
respetando la ley el magistrado,
cumpliéndola cada uno de vosotros,
y persiguiendo todos al malvado.
Como tales virtudes practiquemos,
si hoy somos libres, siempre lo seremos. (b)

20

No perdamos, en fin, americanos,
la libertad que tarde conseguimos;
amémonos unidos como hermanos,
si para asegurarla nos unimos,
nadie la arrancará de nuestras manos.
Libres hemos de ser si esclavos fuimos,
con sólo no perder de la memoria
que en la unión es la fuerza y la victoria.

autógrafo de José Joaquín Fernández de Lizardi

José Joaquín Fernández de Lizardi


Notas del autor:

(a) Este elogio es a Iturbide, libertador de la patria, y no a Agustín I, emperador de México.

(b) Esto alude a los propios déspotas que oprimen a los pueblos a sombra de su autoridad, malquistando el sistema y olvidando que el magistrado debe ser el escudo de la ley, y padre de los pueblos que gobierna. También alude a los viciosos, a ladrones y perversos que afligen a la sociedad, y cuyo solo remedio fuera juzgarlos por las leyes de Constantinopla. En todas las naciones hay malvados. Las leyes severas y prontamente cumplidas los minoran.


Notas del editor UNAM-IIF:

(1) Estos versos aparecieron como folleto: Oficina de Ontiveros, año de 1825. No se confundan con la obra de teatro del mismo título que editamos aquí mismo.

(2) Hidalgo. Cf. nota 3 a Carta de un indio... Después de desempeñarse en varios curatos él pasó a Dolores. La conspiración se había iniciado en Querétaro con la participación del corregidor Miguel Domínguez y su esposa Josefa Ortiz de Domínguez. Hidalgo encabezó la conspiración que debía estallar en octubre de 1810; pero ante la denuncia de ella a las autoridades de Querétaro y Guanajuato, Hidalgo proclamó la Independencia en Dolores, y éste fue el primer acto que inició la insurrección: «Hidalgo y Allende al enterarse de los sucesos ocurridos en Querétaro, comprendieron que no había tiempo que perder [...]. Cerca del amanecer salió Hidalgo del curato, resuelto ya á proclamar la independencia. Seguido de Allende, Aldama, don Mariano Hidalgo, don José Santos Villa, el padre Balleza, diez ó doce sirvientes de Hidalgo y unas cuantas personas más. Todas se dirigieron a la cárcel, cuyas puertas abrieron para liberar y armar á los presos, con lo cual la pequeña fuerza ascendió á ochenta hombres, que se armaron de palos, lanzas y espadas que tomaron del cuartel del pueblo. Libertados y armados los presos, y unidos al naciente ejército liberador algunos soldados del Regimiento de la Reina, la fuerza de Hidalgo alcanzaba al amanecer del 16 de Septiembre como ochenta hombres [...]. Dirigióse Hidalgo á la parroquia e hizo llamar á misa, á la que asistieron como de costumbre muchos labradores. Entonces arengó á la multitud diciendo que se trataba de derribar el gobierno de los españoles; que en lo de adelante los mexicanos no pagarían tributo alguno, y por último, ofreció que pagaría 1 peso diario á cada uno de los que se alistaran en su tropa llevando armas y caballo, y 4 reales al que fuese á pie. Así comenzó la guerra más sangrienta y heróica de que haya sido teatro el suelo mexicano». Leduc, Lara y Pardo y Roumagnac, op. cit., pp. 282-283.

(3) Agustín de Iturbide (1783-1824). Caudillo mexicano que consumó la Independencia al frente del Ejército Trigarante. Fue emperador de México con el nombre de Agustín I.

(4) Hernán Cortés. Cf. nota 33 a Carta de un indio...

(5) Ignacio María Allende y Unzaga. Cf. nota 4 a Carta de un indio...

(6) Mariano Abasolo (1784-1816). Jefe insurgente. Se le atribuye haber salvado su vida por debilidad de carácter en el momento en que lo enjuiciaron los españoles, habiendo caído preso en Acatita de Baján, otros dicen que también contribuyeron a salvarlo los esfuerzos que hizo su esposa María Manuela Taboada. Fue deportado a España.

(7) Juan Aldama (1770-1811). Caudillo de la Independencia. Nació en San Miguel el Grande, hoy San Miguel de Allende, y fue fusilado en Chihuahua.

(8) El león era símbolo de España, el águila en cambio de América. En dos de sus Calendarios históricos (1823 y 1824), Lizardi incluyó una lámina del águila mexicana con la siguiente leyenda: «Mejicanos: sostengamos esta alegoría. La nación mexicana, representada en la águila, tiene a sus pies los trofeos de guerra. En una mano empuña el gorro de la libertad, y en el pico, en vez de víbora, la sentencia mejor lleva». La sentencia dice «Con el valor y la unión se afianza la libertad». Véase Obras XII, op. cit., p. 549.

(9) «Pierde» en el original.

(10) Santo Oficio. Se instaló de hecho en la Nueva España en 1522 y formalmente el 4 de noviembre de 1571. (Los indios quedaron fuera de su jurisdicción desde 1573). El primer inquisidor fue Pedro Moya de Contreras. Tribunal llamado por oficio a perseguir delitos contra la fe, también tuvo una finalidad política al servicio de la corona. Suprimido el 9 de junio de 1813 fue repuesto por Fernando VII en 1814. Se extinguió definitivamente el 9 de marzo de 1820.

(11) El obispo de Michoacán, Manuel Abad y Queipo, dictó el 24 de febrero de 1810 un decreto de excomunión de los insurgentes Hidalgo, Allende, Aldama y Abasolo: «usando de la autoridad que ejerzo como obispo electo y gobernador de esta mitra, declaro que el referido Hidalgo, cura de Dolores, y sus secuaces los tres citados capitanes, son perturbadores del orden público, seductores del pueblo, sacrílegos, perjuros, y que han incurrido en la excomunión mayor del canon: Siquis Suadente Diabolo, por haber atentado a la persona y libertad del Sacristán de Dolores, del cura de Chumacero y de varios religiosos del Convento del Carmen de Celaya, aprisionándolos y manteniéndolos arrestados. Los declaro excomulgados vitando [...]. Asimismo exhorto y requiero a la población del pueblo seducido, con el título de compañeros y soldados de armas, que se restituyan a sus hogares y lo desamparen dentro del tercero día siguiente inmediato al que tuvieren noticia del siguiente edicto, bajo la misma pena de excomunión mayor, en que desde ahora para entonces los declaro incursos, y a todos los que voluntariamente se alistaren en sus banderas, o que de cualquier modo le dieren favor y auxilio». Ernesto de la Torre Villar, Moisés González Navarro y Stanley Ross, Historia documental de México, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1964, vol. II, p. 38. El mismo Fernández de Lizardi fue excomulgado por su Defensa de los francmasones. Véase Obras XI-Folletos (1821-1822), edición, notas y presentación de Irma Isabel Fernández Arias, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Filológicas, Centro de Estudios Literarios, 1991 (Nueva Biblioteca Mexicana, 104), pp. 415-419. Dicho folleto circuló libremente hasta que el día 20 de febrero de 1822 predicó contra él el carmelita José Acal; en esa misma fecha se reunió la Junta de Censura Eclesiástica y calificó el escrito como «erróneo, sospechoso de herejía, escandaloso, ofensivo de oídos piadosos, temerario, injurioso a las autoridades tanto civiles como eclesiásticas del Estado, y también fautor del cisma y del indiferentismo sobre religión y sus sectas». Op. cit.; pp. 439-476. Lizardi llegó a escribir una Segunda defensa de los francmasones (1822) y una Verdadera defensa de los masones (1826). Cf. Obras XII, op. cit., pp. 269-287 y Obras XIII, op. cit., pp. 769-784.

(12) Morelos. Cf. nota 4 a Carta de un indio...

(13) La guerra de Independencia duró de 1810 a 1821.

(14) filas trigarantes. El Ejército Trigarante o Ejército Imperial Mexicano de las Tres Garantías estuvo integrado por las fuerzas de Iturbide y Vicente Guerrero. Las tres garantías que defendían eran unión, independencia y religión.

(15) laísmo. Cf. nota c a No me diga usted...

(16) Dolores. Dolores Hidalgo, Guanajuato. Ciudad cabecera del mismo nombre. En su parroquia ejerció el ministerio sacerdotal Miguel Hidalgo de 1803 a 1810, año en que se sublevó contra el gobierno español. Una de las primeras disposiciones oficiales para conmemorar el 16 de septiembre de 1810 deriva del documento Elementos o puntos de nuestra Constitución, de Ignacio López Rayón. En el punto número 33 señala el calendario de festividades cívicas que los insurgentes deberían solemnizar, enunciando en primer lugar el día 16 de septiembre. Morelos, en el artículo 23 de Sentimientos de la nación dispuso también que se solemnizara el 16 de septiembre y se recordara a Hidalgo y a Allende. En 1825 se celebró oficialmente por primera vez con una «Oración patriótica» que pronunció Juan Wenceslao Barquera el 16 de septiembre, por encargo de la Junta Cívica. Cf. Ernesto de la Torre Villar, La conciencia nacional y su formación, comp. y pról. de..., México, UNAM, Coordinación de Humanidades, 1988, pp. 9-10 y 18-21.

(17) quier. Aféresis de cualquier.

(18) Desde 1810 Hidalgo y Morelos hicieron declaraciones sobre la abolición de la esclavitud; sin embargo, el primer paso para la manumisión de los esclavos se llevó a cabo el 16 de septiembre de 1825 en la celebración del aniversario del Grito de Dolores. Ellos pudieron redimirse con los fondos colectados para este efecto, o los que fueren entregados voluntariamente por sus amos a una Junta Patriótica. La ceremonia se efectuó con gran solemnidad en una tribuna frente a la Diputación y con una declaración y discurso presidenciales.


UNAM Universidad Nacional Autónoma de México - Instituto de Investigaciones Filológicas
El Pensador Mexicano - Poesía de José Joaquín Fernández de Lizardi


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